martes, 18 de agosto de 2009

Sencillamente, ¡Vete a la mierda! (Parte II)


Como lo prometido es deuda y yo no quiero ser un moroso, hoy, terminaré con lo que empezé ayer y continuaré con el relato sobre mi enemigo. Saben, la verdad es que durante todo este tiempo me habia olvidado de que exitia pero el domingo volví a encontrarme con él sin comerlo ni beberlo. Toda una mala suerte, no creen? porque ello me llevó a recordar cuantas veces me he sentido mal por sus acciones y por su actitud, siempre despreciativa y chulesca hacia mi, aunque intentará simular su humildad y buenas maneras en público.

Sin embargo, no lo odio ni lo considero mi enemigo por ese motivo, porque no sólo él tiene esa actitud frente a la vida y sigue ese lema maquiavélico de conseguir el fin sin importar los medios utilizados para alcanzar el mismo, ni siquiera aunque esos medios incluyan los sentimientos de otras personas. Desde siempre supo jugar, más veces sucio que limpio, para ganar sin importarle quién pudiera quedarse en el camino. No, no es mi enemigo por eso, porque como él existen muchas personas en esta vida, sino que es mi enemigo por su facilidad, por su pericia para estar, siempre, allí donde no le han llamado y que casualidad en ese lugar siempre se han encontrado mis intereses en juego.

Lo peor es que esta vez el interés en juego era y es algo que realmente quiero con todas mis fuerzas y que espero que sea muy importante para mi en un futuro más próximo que lejano, por eso me molestó tanto enterarme de sus pretensiones, porque sé que su intención no era buena, simplemente él y sus secuaces querían anotarse otro tanto más en su carrera. Sí, ya sé que quizás este siendo un poco duro, pero es lo que siento que tengo que decir en estos momentos, quizás me este dejando llevar por el rencor, por la rabia e incluso por los celos que han minado, en más de una ocasión, mi propia confianza y mi autoestima y me han hecho sentir como un auténtico perdedor al que nadie tenia en cuenta.

Pero eso es pasado, ahora sólo tengo en mente luchar por lo que quiero con todas mis fuerzas, pero antes de emprender este camino quería despedirme y tener un último recuerdo para el que ha sido mi enemigo durante estos fabulosos años de mi vida y decirle (aunque él ya lo sufre) que el tiempo nos pone a cada uno en su sitio a pesar de que nos resistamos a qué eso ocurra, pero, así son las cosas, cada uno recoge lo que siembra y tú en algunos campos no sembraste bien.

Y ahora me despido de ti para olvidarte y dejarte allí adonde estabas antes del domingo, en la plena y absoluta indiferencia y de la que te aseguro que no volverás a moverte si de mi depende. Si... este es un adios definitivo, asi que dejame decirte por última vez: ¡Vete a la mierda!

3 comentarios:

Un tipo que solo hace comentarios dijo...

No crucifiques lo que haga un enemigo, la mayor vileza está en la ruina de lo que no has dicho por miedo a perderlo. Aun no le has dedicado un post a la introversión y a la inseguridad... Y esos sí que son tus peores enemigos.

Me debes dos apuestas.

PD: No obstante, es un gran mandado a la mierda. Para qué negarlo.

J. Carlos Mogollón dijo...

Cada cosa a su tiempo, ya le tocará el turno a la inseguridad y a la introversión.

Anónimo dijo...

mmmm...hay q ser más cariñoso con el prójimo.
Al fin y al cabo, todos somos enemigos de todos en alguna ocasión de la vida.
Y cuidado sr Mogollon, q en cualquier momento alguien te puede echar al pozo!!!
(y unos pies no te pueden gustar lo mismo q unos rizos!!!)